Amor propio y amar a otra persona: reflexión

Hace mucho tiempo que llevo haciéndome esta pregunta. Parece ser, tal como oímos y leemos en todos sitios y tal y como nos dice nuestra lógica, que lo más sano para una misma es amarse, respetarse, quererse y cuidarse antes de amar a otra persona.

Si te paras a pensarlo tiene mucho sentido: Si tú te conoces perfectamente, te quieres a ti misma, te aceptas y te valoras, eso significa que a la hora de “enamorarte” y compartir tu vida con otra persona vas a ser menos vulnerable, más segura de ti misma, y vas a rechazar cualquier tipo de abuso o maltrato por parte de la otra persona. Además, si tu autoestima está bien, significa que vas a expresarte tal y como eres, sin miedos, y darte a conocer verdaderamente. Esto viene siendo más o menos lo que entiendo por amor propio.

Estoy completamente de acuerdo. Hace tiempo que hemos llegado a la conclusión de que no somos “medias naranjas” que andamos por el mundo buscando a nuestra “otra mitad”. Somos frutas enteras que no buscamos nada, pero que disfrutamos de la compañía de otras frutas. El mundo es un frutero gigante ☺

Creo que hasta aquí la teoría no tiene ningún problema. Todo es genial si ya has alcanzado la etapa o el estado de amor propio. Entonces el mundo, de alguna forma te “da permiso para enamorarte de otra persona, para amar”, ya que, idealmente, es la forma más sana de hacerlo. Pero el problema es que también he llegado a oír (y a interiorizar subconscientemente) que es la única forma de hacerlo: Que si no te amas a ti misma, no puedes amar a nadie más. Y aquí llega mi pregunta: ¿es eso completamente cierto?

Es obvio que el concepto de amor propio y autoestima son beneficiosos para una misma. Es cierto que una relación idealmente sana es aquella formada por dos personas que se quieren a sí mismas y entre sí. Pero la realidad se nos va un poco de las manos cuando nos ponemos a mirar a nuestro alrededor. ¿Cuántas personas no habrá por el mundo con problemas de autoestima, inseguridad, miedos y falta de amor propio? No estoy hablando de ninguna rareza, es algo mucho más común de lo que la imagen de perfección que cada individuo trata de mostrar sobre si mismo nos intenta hacer creer.

¿Por qué le estamos negando el hecho de enamorarse de otra persona a alguien a quien le falta amor propio? ¿Acaso enamorarse es algo que una puede evitar? “Me encanta esa persona, pero no voy a enamorarme ni comenzar una relación porque aún no me quiero a mi misma lo suficiente”. Quizás ese pensamiento sería ideal, pero no es realista.

Todas nos queremos a nosotras mismas en mayor o menor medida. Todas nos conocemos aunque sea un poquito, y somos conscientes de algunos de nuestros miedos e inseguridades. Por supuesto que no me olvido de casos en los que la autoestima está tan baja, o cuando se mezclan algunos otros problemas sociales o de salud mental, en los que sí es peligroso comenzar una relación con otra persona, porque las autodefensas están tan bajas que la persona no es capaz de protegerse ni un poquito. Pero eso sería hablar de un extremo. Fuera del extremo, nadie fue siempre perfecto. Todos somos una mezcla más o menos equilibrada de preguntas, respuestas, inseguridades y certezas sobre nosotras mismas. Sería estupendo que trabajásemos en conocernos y querernos más cada día, aceptarnos y defendernos de lo que no nos beneficia, estemos con o sin compañía.

Pero en mi opinión, ese entrenamiento personal de nuestro amor propio no es excluyente del amor hacia otra persona. A veces incluso es compatible con el enamorarse de alguien: de alguien que te ayuda a conocerte a ti misma, que te señala algunas de tus virtudes y tus defectos para que puedas aceptarte, que te ayuda a observarte desde fuera. Alguien que te anime a trabajar en ese proceso de enamorarte de ti misma porque desde su óptica eres una fruta adorable dentro de este frutero gigante.

No siempre tiene que ser así. A veces ocurre al revés, y resulta que cuando te desenamoras o rompes una relación con alguien, de repente encuentras la ocasión perfecta para tener una cita medio a ciegas contigo y enamorarte de ti, con todo lo positivo que esto conlleva. Otras veces el amor propio llega sin estar relacionado de ninguna manera con ninguna otra persona, llega porque has avanzado en el proceso de autoconocimiento y aceptación, porque has crecido, madurado y has tenido la capacidad de verte tal como eres.

Pero mi conclusión final llega respondiéndome positivamente y con todos estos matices a la pregunta que me llevó a esta reflexión. Creo que reconocer que aún nos queda camino por delante para aprender sobre nosotras, y ser conscientes de nuestros miedos, inseguridades y virtudes es el primer paso para ascender en el camino del amor propio. Y pienso que este camino puede hacerse sin compañía, pues no necesitamos a nadie más, pero eso no quita la posibilidad de que a lo mejor te encuentres a otra fruta que te cae muy bien y decidáis caminar juntitas hacia el auto-amor y hacia el amor a los demás.

Leave a comment